En Proaza vivía una mujer muy vieja y muy curiosa. Empleaba su tiempo en hilar, pero al llegar las doce de la noche, por nada del mundo dejaba de asomarse a la ventana para curiosear lo que a esas horas ocurría por el pueblo, y así pasaba largos ratos, fisgando a los pocos transeúntes que atravesaban aquellas callejuelas.
a través de LEYENDA DE LA PROCESIÓN DE ÁNIMAS EN PENA DE PROAZA — MISTERIOS Y LEYENDAS DE GALICIA Y ASTURIAS