Fritz Haarmann, «El Vampiro de Hannover». Alemania.

SENDAS TENEBROSAS

La maldad tiene muchas formas de presentarse. Existe y siempre aprovecha la oportunidad para, en el momento preciso, transformar a las personas. Nadie nace siendo malo por defecto, pero creo firmemente que cuando entra dentro de alguien, se establece y echa raíces muy profundas. No entiende de razas ni de sexos, da igual si eres más rico o más pobre. No importa si eres más alto o más bajo, más gordo o más delgado, más inteligente o menos inteligente.

Creo que existen diferentes cotas de maldad. Pero hay una en concreto que cuando se presenta, no tiene límite. Es una maldad específica. Es el menosprecio total y absoluto de empatía hacia otro ser humano. Cuando alguien carece de ese sentimiento llevado al extremo, creo firmemente que se presenta una maldad absoluta. Ese extremo, en su cota más alta, lleva a quien lo posee a sentir un menosprecio inimaginable hacia otro…

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